Con solo ver esta imagen me puedo trasladar a aquel lugar,
recordando esa atmósfera de la que nos habla Peter Zumthor.
El verano de hace dos años, no podía creer el lugar en el
que estaba, aquellas vacaciones que habíamos planeado con tanta ilusión, aquel
paisaje de postal visto en tantas fotos y que ahora tenía ante mí. Me creía una
hormiguita entre esas dunas. Podía apreciar esa fina arena entre mis pies con
un frescor que todavía recuerdo, una paz que se contradecía con la adrenalina
del momento, un reto llegar hasta el pico más alto, pisar ese poquito de arena al
que todavía nadie había llegado. Aunque en la foto no se pueda ver, la compañía
del grupo era magnífica, entre ellos mi familia, se podía palpar la felicidad.
Cada uno disfrutaba a su manera fotografiando aquello que tenía a su alrededor,
intentando subir esa gran cuesta, jugando con la arena o simplemente observando
que hacían unos y otros. Porque no solo importa el lugar en el que estuviese
sino el entorno, las personas que tenía junto a mí que hicieron que, de ese
viaje tan ansiado, solo pueda tener estos recuerdos tan bonitos.
Una sensación muy
impactante, que siempre tendré en mi recuerdo.
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