ATMÓSFERA
El espacio más antiguo y agradable que
me viene a la mente para este ejercicio denominado “Atmosfera”, no es un solo
espacio en sino varios, que a su vez son el mismo.
Me refiero al espacio de juego cuando
era chico, que realmente podía ser en cualquier sitio, el salón, el cuarto de
la plancha, la puerta de la calle de mi casa o el que más me gustaba que era la
arena de una obra enfrente de mi casa. Con juguetes o mis propias manos hacia
carreteras, casas, cuevas, presas con agua, y mil construcciones a escala de lo más
variado e imaginativo. Este lugar de la obra no estaba exento de peligros, no
por la obra en la que nunca me paso nada, sino porque me manchaba de barro y
luego traía graves consecuencias con mi madre.
Durante el rato que jugaba feliz, se pasaban las horas sin saber cómo,
daba igual que hiciera sol ó estuviera nublado,
ya que con el juego no sentía ni frio ni calor.
Estos ratos de juego tenían un día clave,
el 6 de enero (los reyes magos), que era el día de los juguetes nuevos. Era un
día realmente mágico, tal era la ilusión, que aún perdura en mi recuerdo el
olor a los juguetes nuevos de aquella época.
Recuerdo
como ponían los globos y los caramelos, el papel de regalo, era tanta la
alegría, que no me importaba que los reyes se hubieran equivocado de nuevo y no
hubieran traído lo que escribí en la carta, ¡ hay que ver lo despistados que
eran los reyes!, pero todo lo que me trajeron siempre fue bueno y supe
aprovecharlo.
En Guillena –
(Sevilla) a 09 de noviembre de 2016
Gonzalo
Fernández Conde
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